Quién hubiera dicho que el “Trote del Arbolito” cumplía 6
años el 31 de diciembre. Así es, un grupo de corredores autoconvocados se reúne
el último día del año para seguir corriendo y compartir el momento con amigos.
Fuente: Facebook - Trote del Arbolito |
El arbolito es ni más ni menos que el de Navidad de Oroño y
Pellegrini, de Rosario. En la explanada del Museo Castagnino se dieron cita a las 17 horas,
y la convocatoria este año (perdón, el año pasado) fue muy numerosa. Cada vez más
personas se hacen un lugar en la agenda de esa siempre comprometida fecha para
encontrarse a hacer lo que les gusta. Mueven los compromisos del día para más
temprano o más tarde, y se hacen un rato en la tarde del 31 de diciembre para
ir a trotar entre amigos. La fecha suele estar más relacionada con la mesa
familiar de la noche, y con los excesos de comidas y bebidas, pero esta elección
de muchísimos rosarinos muestra otra cara.
Con gran éxito se desarrolló este encuentro a lo largo de 5
kilómetros que no tenía otra finalidad que la de brindar con amigos, esos
amigos que corren por correr nomas y en ese camino se van cruzando con otros
que andan en la misma. Es que el running contagia eso, y no dudo que aquel que
no pudo ir se quedó con las ganas de dar la vuelta al Parque Independencia.
Fuente: Facebook - Trote del Arbolito |
La invitación no era clara en cuanto a la “etiqueta” que se
debía cuidar para asistir. Sólo había que llevar, en lo posible, gorrito
navideño y algo para brindar. Todos fueron pantaloncito acorde y remera de
alguna de las carreras preferidas del año. Algunos también asistieron provistos
de algunas de las medallas de finisher conseguidas en el año, a fuerza de
sudor, piernas y cabeza en la mayoría de los casos.
La historia dice que una de las madres de la carrera, Mabel
Rodríguez, empezó a correr sola hace ya un par de décadas unas pocas horas
antes del año nuevo. Se fue sumando gente, se institucionalizó la carrera en el
horario de las 17 hs, y ya desde el 2012 es una fija.
Siempre hay una buena excusa para los amigos y el brindis,
así como para correr. Y qué mejor que el fin de año, los deseos renovados para
el año que está por empezar, la evaluación de lo que pasó y el clima de fiesta,
en el mejor sentido de la palabra. Y llegó el brindis: Jarrito térmico, botellita
de bebida isotónica con agua, algún vasito de plástico, y alguna latita por qué
no, y a levantarlas en alto para despedir el 2018 y bien recibir el 2019.
El arbolito de Oroño y Pellegrini se prende cada 8 de
diciembre y ya es un lugar emblemático de Rosario en épocas de fiestas. Los
corredores tomaron el lugar para aprovechar las desoladas calles de la tarde
del último día del año. Sin inscripción, sin la organización de ninguna empresa,
si auspicios, sin chip, ni las vallas de la Municipalidad, ni el inflable de la
largada, ni el corte de tránsito. En la ciudad a esa hora ya no había nadie,
excepto estos cientos de amigos corriendo.
Hermosa nota...el papá de el Trote es Sebastián Pacenti,un amigo de carreras que es el que me pide correr junto a mi....muchos años corrimos los dos...hasta que otros se fueron sumando....Hoy el Trote del Arbolito es de todos...y eso es buenísimo.
ResponderEliminarGracias Mabel 👍🏻
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