Uno de los eventos más importantes de mi vida personal me había llevado a la ciudad de Uspallata, en Mendoza. Hacía pocas horas que estaba en ese lugar y el clima de la siesta de abril invitaba a correr un poco. Y la zona invitaba a rutear.
La siesta mendocina de abril invitaba a correr y rutear |
La verdad es que sin mucho entrenamiento, con algo de viento, y con la altura en contra (no para apunarse, pero estaba a casi 2000 metros sobre el nivel del mar), hice poco más de un kilómetro y seguí el camino bajando la velocidad, trotando de a momentos, pero caminando buena parte. El escenario era la Cordillera de los Andes. Iba en sentido a Chile por la Ruta Nacional 7, el camino por el que se accede al Aconcagua, y aunque no tenga un anclaje local la música de fondo del momento era Pink Floyd (algo de The Division Bell).
Momento vs foto
KM 1153 de la Ruta Nacional 7, tiempo de pegar la vuelta |
El mojón del km 1153 de la ruta 7 fue la marca elegida para pegar la vuelta. Al fin, la correcaminarta fue de entre 5 y 6 kilómetros con la sola compañía de algún camión que pasaba cada tanto. Al frente, la precordillera hacia las veces de horizonte y sus trazos de colores marcaban los límites del escenario, ahí en plena inmensidad.
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