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martes, 28 de junio de 2016

La sensación térmica en la XV Maratón Internacional de la Bandera, y la voluntad inquebrantable

El termómetro marcaba 8 grados pero les juro que con la llovizna, en remerita y cortos, la sensación térmica es muy otra. Y así, tomé aire y salí al mundo exterior. Como no había llegado ni a estirar un poco o precalentar temí quedarme duro si de un momento al otro aceleraba el paso en un breve trote para precisamente entrar en calor y estar menos tiempo en transito. Ese era el tema en el momento, achicar la distancia entre los dos puntos que eran mi casa y el monumento Nacional a la Bandera donde en algunos minutos empezaba la XV Maratón Internacional de la Bandera.
La garúa se transformó en llovizna en algún momento antes de las 9 de la mañana, pero la voluntad estaba intacta. Creo que para otra carrera también la hubiera estado, pero esta era muy especial por ser la maratón maratón, la de 42 km. Si bien yo iba a participar, con la frente bien alta, de la integrativa de 8 km era la primera vez que participaba de una competencia internacional de este tipo. Algo aprendí en los minutos previos a la carrera: tenía que haber llevado al menos dos remeras.
Busco fotos y no encuentro. No puedo graficar esta nota con el color que corresponde porque todas las fotos son bien grises y dista mucho del verdadero clima de la carrera . Por eso voy a aprovechar el recurso de la música para acercarme a lo que quiero contar.


¿Y quien ganó?
Como siempre, el dato informativo de la jornada fue que el chubutense Darío Lalo Ríos lideró al prueba haciendo 2h 24m 12s, seguido por Miguel Ángel Guerra (2h 29m 7s) y Cristian Mohamed (2h 32m 12s). En la general femenina la tandilense María Luján Urrutia logró el podio al llegar a la meta en 2h 48m 34s, seguida por Karina Neipan (2h 50m 04s) y María Florencia Estévez (2h 54m 02s). Como yo, otras 4399 personas (según la Asociación Rosarina de Atletismo) se animaron a correr bajo la lluvia.
Primero largaron los corredores de los 42 kilómetros con sus remeras turquesas. 15 minutos después salimos los de las remeras de blanco, que teníamos 8 kilómetros por delante. Más allá de la distancia, el recorrido en general de la maratón principal y la prueba integrativa era diferente. Solo ver el mapa de la primera daba a un amateur como yo casi impresión, una cosa rara que encierra al mismo tiempo una especie de gustito muy parecido a la adrenalina. Los héroes de la jornada, en resumen, partieron del Monumento, pasando por los parques España, Independencia, Urquiza, a la Bandera, Sunchales, Alem, Escalabrini Ortiz, y la vuelta hasta el Monumento a la Bandera. Podemos estar de acuerdo en que están bien locos.

Espíritu de maratón
Personalmente vale agradecer el empuje de un corredor anónimo que, muy cansado él, alentaba a seguir corriendo a aquel que veía que a su lado iba bajando la velocidad. Ya pasando los 5 kilómetros de la competencia de 8, el corredor pedía tácitamente que le empujen también a él. Debo admitir que por lo ya corrido y por el clima que golpeaba duro pasando los silos del MACRo, donde no había arboles que reparen del viento del lado del río, bajé el ritmo hasta caminar unos cuantos pasos cuando este muchacho me tira ese "no afloje". Por algunos metros nos acompañamos y sostuvimos el uno al otro alternándonos para tapar el viento y agua.
La primera vez que me acerqué a una maratón fue en 2007 cuando me encontré con un amigo que trabajaba relatando maratones y carreras de calle. En ese momento le comenté que me había parecido increíble el clima que se vivía, cómo la gente aplaudía y recibía a cada corredor, la música, el esfuerzo, lo que pude ver ese día, y le dije que me interesaría poder correr. Realmente me gustó y me interesaba, pero no hice nada por concretarlo hasta hace relativamente poco tiempo.
Esa mañana corrí 8 kilómetros, participando de la XV Maratón Internacional de la Bandera. Si, ya lo escribí, pero me reconforta decirlo en voz alta. Lo digo ahora, ya en la noche escribiendo, después de un baño bien caliente luego de la carrera. Hubiera sido mejor que no lloviese, aunque eso también le da un condimento especial a esta carrera. Además, quién te quita lo corrido.

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